En efecto, el organismo redujo las exportaciones y elevó las existencias finales de trigo de los Estados Unidos. Además, y quizás lo más importante, elevó las exportaciones de Australia, de 23,50 a 25,50, y las de la Unión Europea, de 36,50 a 37 millones. Asimismo, sostuvo las ventas externas rusas en 36 millones de toneladas, cuando el mercado las espera más cerca de los 34 millones, y redujo la demanda de China, de 10 a 9,50 millones.
Con la excepción de los precios del trigo, que sumaron fundamentos para operar en baja por la calma que trajo al mercado la entrada de la cosecha del hemisferio Sur, ahora refrendada por el USDA con su valoración sobre Australia —quizás el organismo deba revisar al alza en enero su cálculo sobre Argentina—, las cotizaciones del maíz y de la soja en Chicago siguen con sus propias lógicas, el cereal sostenido por la fuerte demanda externa y por las buenas perspectivas para el etanol y la oleaginosa presionada por la debilidad del aceite. Cabe señalar, sin embargo, que para la soja puede interpretarse como positivo el hecho de que el USDA no modificara su estimación sobre el stock final estadounidense, frente al leve aumento previsto por los privados. Pero eso puede ser rápidamente eclipsado por el buen estado de los cultivos en el centro y en el norte de Brasil, sumado al hecho de que la cosecha ingresará en el circuito comercial de manera anticipada, desde las primeras semanas de enero.
Fuente Granar